sábado, 6 de noviembre de 2010

Porque sigue picando


Desgajo momentos, detalles mínimos de cada conversación. Busco respuestas a preguntas que no quiero hacer.
‘Ella empezó a caminar hacia el coche, con la espalda tensa y llena de sutiles púas de erizo. Eran invisibles, pero estaban ahí.
-No quería hacerte daño con el comentario, sólo es una opinión.
-Tú opinión. Perfectamente legítima. Pero paso de hacer ese papel, el papel de la ex dolida que no puede aceptar a la nueva pareja. Sabes que esto venía de antes de que estuvieseis juntas.
-Lo sé. Pero también sé que si no estuviese conmigo, no la odiarías tanto. Si eres sincera contigo misma, te darás cuenta de eso.’
Volteo las sobras de la disputa. No es bueno y lo sé, pero es lo mismo que pasa cuando te rascas. Cuanto más aprietas, más daño hace pero más rico esta. No voy a librarme nunca de tanta mierda; porque no me dejo a mí misma. Ni siquiera lo intento, cuando me viene la fuerza de intentarlo la acojo con esperanza y con una sonrisa. Pero tal cual se me agota esa fuerza, vuelven los sentimientos de frustración, esa que no he superado ni superaré. Simplemente porque no puedo cambiar el pasado.

Pero miro hacia delante, o lo intento. Y cada vez que pienso en el futuro…te veo a ti a mi lado en las últimas alucinaciones. Incluso veo algún bebé (de esos que no me gustan, sí. En realidad, los veo algo más grandes que un bebé, pero para llegar a ese punto digo yo que antes habrán sido pequeños). La cuestión es que te incluyo, inconscientemente, en mis fantasías del mañana. Y me digo a mi misma “¿y a J le parecería bien hacerlo así?” “¿Cómo sería el día a día con ella?”.
No tiene mucho sentido lo que estoy soltando. Pero consuela, y mucho; es lo único que me calma el picor sin necesidad de rascar. Es como aplicar hielo sobre la zona, insensibiliza mientras aún pica; cuando deje de picar, no hará falta hielo. Pero a día de hoy, adoro esos cubitos, y espero que sea así muchos días más.
Hasta te voy metiendo en mi familia mentalmente… una comida un domingo con mis padres, la cena en casa de mis tíos, salir a tomar algo con alguno de mis primos… Sueños que tengo. Será porque a mí me encantan tus hermanos, y tú ya sabes cuales.
Pero lo más destacable de todo esto, es que por primera vez en los últimos…digamos 8 años, he empezado escribiendo sobre ella pero al final he vuelto a ti. Eso es lo que quiero. Te quiero a ti. Cada vez parece más claro, y eso, para mí, es más que suficiente.

Las cosas que yo diría con solo mirarla


Al mirarla, me vienen a la mente una infinidad de palabras, olores y sonidos. Palabras como amor, felicidad, complicidad; plenitud es la que más me gusta hoy.
Olores como el de su pelo, por simple que parezca. El de su piel. Olor a café y a cigarro a medias.
El sonido de su voz, dulce o dormida, enfadada o despistada. Los suspiros y gemidos. El chasquido de sus besos en mi cuello.
Diría lo que es ella en sí misma. Abrigo de las nostalgias y desvelos de distintas personas, que buscan su calidez aún sin saberlo. Fuente de paz para mí, de abrazos infinitos, sostén de mis amarguras. Inspiración, admiración de su fuerza oculta y latente a veces.
Ausencias. Dolorosa distancia impuesta e indefinida en el tiempo. Pero reencuentro constante. Ilusión, ganas de llegar… Canciones, millones de letras que dicen su nombre.